Tradicionalmente, antes de la introducción del conector SATA, los discos duros iban conectados con anchos conectores IDE. Estos conectores, que también utilizaban los reproductores de CD, fueron sustituidos por los SATA, que eran de un tamaño mucho menor, con lo que se ganaba mucho espacio y orden dentro de las cajas de los ordenadores, y además ofrecían velocidades mucho más elevadas.
SATA vs PCI-E
Las unidades SSD empezaron a tomar relevancia en los últimos cinco años. Gracias a una reducción de coste en su fabricación, y a diversas mejoras tecnológicas, estas unidades mejoran en diversos aspectos a los discos duros, como por ejemplo en velocidad de escritura y lectura, que llegan a mejorar hasta 10 veces, y en tamaño y peso, por lo cual son ideales para portátiles.
El problema es que incluso los SSD se han quedado cortos para el conector SATA estándar, ya que la velocidad máxima de transferencia que permiten estos conectores es de 600 MB por segundo. La tecnología que actualmente se usa en los módulos de memoria RAM es conocida como DRAM, y desde que se aplica en algunos SSD hizo falta un nuevo conector, y a partir de ahí surgieron los SSD con memoria DRAM que se conectan al puerto PCI-Express.
Actualmente, un módulo de memoria RAM alcanza velocidades de 18 GB/s, es decir, 30 veces superiores a las que puede alcanzar un SSD conectado por un conector SATA. Un puerto PCI-Express 3.0 X4 (es decir, de cuatro líneas) alcanza velocidades de transferencia de 4 GB/s (1 por línea). Sigue sin alcanzar a los módulos de memoria RAM, pero es casi 7 veces más rápido que el típico conector SATA.
Los avances tecnológicos han permitido que a la vez que se reducía el tamaño de los dispositivos, también aumentaba la capacidad de los mismos. Ahí es donde entra la última evolución en almacenamiento de alta capacidad: las unidades M.2.
M.2 es una interfaz que permite conectar dispositivos que suelen ser de un tamaño muy reducido, como unidades SSD y antenas Wi-Fi o Bluetooth. Esta interfaz se aprovecha del conector PCI Express 3.0 X4 de las placas base, ya sea en un ordenador de sobremesa o en un portátil. Estos últimos son los que más se benefician de estos dispositivos, ya que ocupan un cuarto del espacio de una unidad SSD de 2,5 pulgadas con conector SATA, y encima son más rápidas.
Otro beneficio que tienen las unidades que utilizan la interfaz M.2 es que no necesitan de un cable de alimentación extra. Los cables SATA sólo transmiten datos, y aunque los SSD sólo consuman 1 o 2 vatios, el cable no puede alimentarlos, y se hace necesario un segundo cable que venga de la fuente de alimentación.
Los puertos PCI permiten nutrir de electricidad a los dispositivos que vayan conectados a ellos, e incluso algunas tarjetas gráficas de bajo consumo presentadas durante este año carecen totalmente de la necesidad de cables específicos que vengan de la fuente de alimentación, alimentándose exclusivamente del puerto PCI.
En el caso de las unidades M.2, estas quedan integradas de manera sutil en la placa base, y ahorran una considerable cantidad de espacio, ya que, si no tenemos más unidades en nuestro ordenador, podemos prescindir totalmente de la zona donde van los discos duros o los SSD de 2,5 o 3,5 pulgadas. En los portátiles este espacio es vital, ya que actualmente existen portátiles que sólo utilizan unidades de almacenamiento a través del conector M.2, con lo que se puede conseguir que el portátil sea mucho más fino, o que tenga una batería mayor.
Qué debemos mirar cuando compremos un dispositivo M.2
A la hora de comprar un dispositivo con conector M.2, es importante mirar qué tipo de conector utiliza. Las unidades SSD utilizan el conector tipo B o M, mientras que las tarjetas de red inalámbricas utilizan el A o el E. La mayoría de placas base en la actualidad son compatibles con todos estos formatos, e incluso algunos dispositivos con conectividad M.2 están preparados para ambos tipos de conectores.
También es común ver en los nombres de los dispositivos M.2 como los SSD que éstos vengan seguidos de un número de cuatro cifras, como por ejemplo M.2 2242. El 22 hace referencia a los milímetros de ancho que tiene el dispositivo, y el 42 hace referencia a los milímetros de longitud que tiene el mismo.
La longitud es probablemente el factor más importante a tener en cuenta, sobre todo en los ordenadores de sobremesa, ya que es posible que no quepa en nuestra caja si no tenemos un puerto a ras de la placa base, o si este tiene que ir perpendicular a la placa.
Conclusión
Al igual que los conectores IDE ya no existen, es posible que dentro de unos años dejemos de ver unidades de almacenamiento basadas en conectores SATA, ya que los puertos PCI no presentan ni un solo inconveniente, y sí ventajas, frente a los SATA. En cuanto las mejoras de velocidad se estandaricen y el precio de fabricación de los SSD caiga, seguro que serán menos y menos los que utilicen SATA, empezando por los portátiles, donde el peso y el volumen es importantísimo.
Comments