Cuando un usuario de Windows quiere probar una distribución GNU/Linux, suele tener algo de miedo de comenzar en nuevo mundo el cual desconoce. Y uno de esos miedos es tener que particionar un disco duro y se encuentre con algo de lo cual nunca antes había oido: Swap.
Swap es un espacio de intercambio que utiliza el disco duro, en lugar de la RAM para almacenar datos temporalmente y no es exclusivo de GNU/Linux. Aunque hay una alternativa más moderna en forma de un archivo de intercambio. Y en ambos casos la pregunta que mucha gente se hace es, ¿es necesario o no crear un espacio de intercambio cuando instalamos un sistema operativo GNU/Linux? La respuesta es depende.
Comencemos por aclarar si lo necesitas o no: Si estás usando hibernación, necesitas un espacio de intercambio Swap.
Cuando se le dice que hiberne en lugar de que se apague, el sistema operativo guarda todo lo que hay en la RAM en el espacio de intercambio antes de que se apague. La próxima vez que enciendas tu PC, tu GNU/Linux cargará el estado anterior guardado del intercambio Swap. Así imagina lo importante que es esto.
Si el propio sistema GNU/Linux o las aplicaciones que se ejecutan en él requieren más memoria RAM que la instalada en el PC, deberías añadir un intercambio. Si no lo haces, cuando tu RAM alcance su máximo, el sistema comenzará a terminar las aplicaciones que considere “menos importantes” para liberar la RAM. En algunas ocasiones, también podría bloquear el sistema.
Se considera que la partición swap es necesaria en Linux, Se aconseja la siguiente cantidad de memoria swap: 1 GB de RAM o menos: la misma cantidad para la swap, entre 2 GB y 4 GB de RAM: la mitad para la swap, más de 4 GB de RAM: 2 GB de swap.
En la distribución Ubuntu, los desarrolladores decidieron eliminar la necesidad de utilizar la memoria swap reemplazando la misma por un archivo llamado swapfile a partir de la distribución 17.04.
La regla general es que si tienes menos de 8 GB de RAM en tu sistema, necesitas un intercambio.
En el caso opuesto, si tienes más de 16 GB de RAM y no estás usando aplicaciones demasiado exigentes, no edites vídeos o múltiples imágenes a la vez con aplicaciones gráficas, puede que te encuentres con que el sistema nunca usa toda tu RAM.
En esos casos, y si no estás usando la hibernación, puedes prescindir del espacio de intercambio. Para aquellos momentos en los que necesites más memoria de la que tienes, puedes crear y activar fácilmente un archivo de intercambio Swap. Incluso puedes tener un pequeño archivo de intercambio configurado permanentemente como un búfer y aumentarlo cuando sea necesario.
El resultado final es que, para la mayoría de los usuarios, sin importar la cantidad de RAM en su ordenador, se recomienda que utilicen al menos un pequeño intercambio “por si acaso”. Para aquellos que necesiten un intercambio, no podemos recomendar un tamaño específico ya que también depende de cómo se utilice el ordenador y de la memoria RAM instalada.
Si no estás usando hibernación y no importa cuánta caña le des a tu ordenador y ves que tu RAM no está totalmente utilizada, entonces probablemente no necesites un intercambio y podrías saltarte ese paso y guardar ese espacio para datos.
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